viernes, 14 de julio de 2017

Se ha dicho de: Una Bruja Emplumada en el Tzolkin

          Ya lo había leído y te había hecho algunos comentarios, pero ahora, en la calma de unos días de vacaciones retomé el libro por una de esas razones que en realidad no tienen nada de razón, sólo son esas ganas inexplicables que aparecen y a las que uno no se puede negar.

                        María Cristina, un nombre, una mujer que claramente es el espejo de las mujeres, porque todas hemos sentido alguna vez, aunque sea una fracción de lo que esta mujer vive en las páginas del libro.
            Más allá del feminismo, del  género, del marcar la diferencia entre hombre y mujer, pienso que hay una esencia que se comparte, y en el libro se refleja de manera clara y verdadera esa esencia de la mujer, porque todas llevamos algo de María Cristina.
            Quién no se ha cansado alguna vez de tratar de sostener el mundo en los hombros para que no aplasten a otros, y yo creo que no es sólo como esposa o madre el sacrificio, ya que es una actitud de querer protegerlos a todos, de tener todo bajo control, aunque en realidad nuestra vida se pierda entre brumas sin rumbo.
            El libro me gustó, y si bien hay muchas cosas que no entendía claramente, me gustó una frase que pusiste al final “Eso de escribir con los sentidos es una distancia a la hora de hacerlo pensando en lo que la masa quiere ver en las líneas que he tratado de presentar”.   Es un pensamiento algo vanguardista, y  con eso queda claro que no era raro que hubiesen cosas que no descifrara, ya que es mucho más difícil sentarse a leer un libro hecho del corazón que nace de las entrañas, que un libro lógicamente escrito, y esto porque el primero precisa que nosotros, los lectores, tengamos que conectarnos con nuestros sentimientos más profundo también, y eso asusta, pero la historia de María Cristina ayuda a lograrlo, y eso es algo muy importante ya.
          Como te había dicho antes, los diálogos cibernéticos me encantaron, ¿quien no espera un príncipe que posea esa sensibilidad?.
            Es divertido porque no pude imaginarme el rostro del príncipe, sólo veía un par de manos escribiendo en un teclado negro, en una habitación u oficina con un par de cuadros en las paredes, muy ordenada, algunos libros, y con una ventana con vista hacia un lugar del horizonte.  Un príncipe maduro, de edad precisa, no muy expresivo pero con sus ojos como libro abierto que no todos logran leer.  Esa es la imagen, pero un rostro definido, imposible.   
 Eso de la narración primero y luego el intercambio por el “chat” hacen que el libro no sea parejo, tiene diferentes ritmos y hace que la lectura no sea monótona, ayuda a que la mente viaje por diferentes lugares y la imaginación se dispare. 
El libro permite conocernos, porque nos hace preguntarnos si manejamos las mismas culpas y miedos que la protagonista, si estamos paradas sobre el mismo filo y en como lograr romper barreras y “fluir”. 
 Espero que este comentario un poco más elaborado, más pensado y meditado te sirva, de verdad, me gusto mucho, y creo que es un libro que identifica a todas las mujeres, y que puede permitir que los hombres comprendan muchas cosas.  Quizás no todos lo logren, porque requiere de un leer más allá de términos extraños que puedan aparecer, requiere atención para no dejar pasar por alto el mensaje que está entre las palabras, lograr descubrir la esencia del libro que te digo en la primera lectura no había conseguido, pero que ahora si logre, y me hizo pensar mucho.

 Sigue adelante, espero el próximo …
 Con cariño Marielita.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Se ha dicho de: Una Bruja Emplumada en el Tzolkin

          Ya lo había leído y te había hecho algunos comentarios, pero ahora, en la calma de unos días de vacaciones retomé el libro por...